Mas putas que las gallinas
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Vero acababa de pedirme que alguno de los 3 pescadores que disfrutaban se acercara a nosotros para que se uniera a nosotros, con los límites que yo impusiera. No puse ninguno. Ella arrodillada ante mi, lamiendome los huevos les hizo un gesto para que se acercara. Caminaron los pocos metros que quedaban hasta nosotros y empezaron soltando comentarios oscenos, aunque la mayoría agradecían a Vero el espectáculo y otros me felicitaban a mi por la mujer que tenía. Vero se dirijió a los dos más jovenes, que aun así tendrían unos 45 años cada uno.

- ¿Alguno de los dos quiere darme caña?- Dos dos asintieron y empezaron a discutir entre ellos quien debía de hacerlo. El más mayor, de unos 60 o 65 comenzó a protestar, diciendo que él también quería.

- Lo siento abuelo, pero quiere una buena polla sobre la que cabalgar. Puero puedes verlo a menos de dos metros, no te quejes.

- Déjale al menos que te toque un poco las tetas mi niña.- Le dije

Ella se levanto, se acercó a él, cogió sus manos arrugadas y las puso en sus enormes tetas. Mientras el viejo sobaba sus tetas ella echó mano del paquete del hombre de su derecha, el más atlético de los dos. El otro se acercó, y cogió la mano libre que le quedaba a ella para dirigirla a su paquete. Vero lo agradeció sobando a gusto mientras el viejo enterraba su cara en las tetas de ella.

- Venga, quiero ver esas pollas, la más grande y gorda se llleva el premio. Los dos hombres se apresuraron a sacarla. No eran nada del otro mundo, pero el que era un poco más fondón la tenía mas grande. Vero se acercó a la mochila y sacó un condón se lo acercó al chico fondon, Juan Carlos, o Jose Carlos, se llamaba, no sin antes dejarles a los tres unas preciosas vistas al agacharse a rebuscar en la mochila. El viejo enfadada seguía maldiciendo por no entrar en el concurso del polvo, se bajó los pantalones y dijo:

- Entonces no es mejor esta?- La cara de Vero era un poema. La polla del viejo estaba completamente tiesa, y casi doblaba en tamaño a Juan Carlos, o Jose Carlos, o como se llamara. Ella no pudo evitar echar la mano a semejante polla, mientras el otro ya se recostaba para ser cabalgado.

Vero se subió sobre él, dandole la espalda, y empezó a montarlo suavemente. Yo me coloqué delante, para que siguiera comiendomela. Empezó a lamer poco a poco, y de vez en cuando abría los ojos y miraba fugazmente la polla del viejo, que se masturbaba a escasos centimetros de ella. El de debajo gemía de placer, pedía que O maduras xxx se moviera más rápido, le decía lo buena que estaba, lo bien que lo hacía y le daba de vez en cuando un azote en el culo de Vero, cada vez más fuerte, puesto que lejos de quejarse ella se animaba más. Ya comía con furia mi rabo cuando una de sus manos buscó el pene del viejo. A esas alturas tanto el viejo con el otro tío, Raúl, el atlético, se masturbaban junto a ella, aprovechando para rozar sus pollas con la piel de Vero. Ella empezó a tocar la zambomba con la polla del viejo mientras seguí comiendo la mía con ganas, yo estaba a punto de correrme. Raúl cogió su brazo dirigiendolo a su polla, y aproveché la situación para agarrar la cabeza de Vero con las dos manos y empezar a follar su boca. Cuando ella notaba que estaba a punto de correrme se aparto unos centimetros y abrió la boca. PArte de mi leche empapó su frente, parte su cara y barbilla, parte su lengua. Tragó lo que cayó dentro de su boca y lamió lo que había cerca de sus labios. Luego me miró y me dijo:

- No puedo evitarlo, estoy deseandolo, y se tragó la polla del viejo. Empezó a mamarla con fuerza, nadie se lo esperaba, y menos el viejo, al que creíamos que le daría un infarto allí mismo. La otra mano seguí masturbando a Raúl, que era un espectador con privilegios. Para entonces Carlos ya se había corrido, aunque Vero seguí cabalgando. El viejo no tardó en avisar su inminente corrida, pero eso no detuvo a Vero, en ese caso no desperdició ni una gota, el viejo comenzó a descargar en su boca, que tragaba como podía a la vez que Raul comenzaba a correrse en su pecho. Me encantó Las porn tube ese momento en el que vi a mi novia feliz, cubierta de semen en cara y pechos, con 4 hombres solo para ella. Pocos minutos después nos fuimos al agua a refrescarnos. Pasamos el día con aquellos hombres, con los que la cosa no quedó ahí, pero esa es otra historia. Si este relato tiene éxito, os la contaré. Al llegar a la que sería mi casa en los años venideros me quedé asombrado con lo grande del lugar. Los suelos eran de marmol, las escaleras estaban tapizadas por una alfombra roja, tupida y suave. Cientos de cuadros y de estátuas. Todo era enorme, como un palacio, y yo me sentía pequeño allí dentro. Sebastian me hizo pasar, me dio ropas nuevas y me enseñó toda la casa. Las habitaciones eran inmensas, decoradas como si fuesen las de un palacio, y a mi todo me asombraba. Sin embargo Sebastian sabía que algo no andaba bien y no paró hasta hacerme confesar que me gustaba mucho más el bosque que la ciudad, pero que si estaba a mi lado no me importaba.
 

Nunca antes había hecho algo así, me parecía subrealista, pero teniendo en cuenta que ahora era un vampiro me pareció extraño pensar en que no era normal. Asentí despacio y él sonrió. Mis manos fueron a sus pantalones y los bajé despacio, dejando ver su pene, duro como una roca. Sentí miedo y no pude evitar preguntarme cómo algo tan grande había entrado por mi ano tan solo unos días antes. Cerré los ojos intentando calmarme y agarré su miembro tal y como antes lo había hecho él.

Nunca antes había visto o hecho algo similar, pero pensé que sería como cuando mi hermano y yo comíamos raices de regaliz. Toqué la punta con mi lengua suavemente y Sebastian cerró los ojos, jadeando suavemente. Le gustaba. Poco a poco fui tomando más confianza y pasé de lamerlo despacio a meterlo entero en mi boca mientras jugaba alrededor con mi lengua. Sebastian gemía con la cabeza hacia atrás y su cuerpo se estremecía de placer. Aparentemente espa porno gratis lo estaba haciendo bien. Agarré sus testículos y empecé a jugar con ellos, pues recordaba que eso me había hecho sentir bien, y Sebastian reaccionó con un largo gemido. Su polla latió un momento y luego sentí el cálido líquido derramándose en mi boca, y decidí tragarlo. No pude sentir su sabor, simplemente no podía, pero cuando me miró parecía sorprendido por lo que acababa de hacer.
 

Asentí despacio y me acosté en la cama, mirando hacia arriba. Se acercó a mi y me besó, y aunque sentí que jugaba con mi ano para abrirme y darme tal y como me gustaba, me dejé llevar. Poco a poco su polla fue entrando dentro de mi, hasta que estubo entera dentro. Esta vez solamente gemí de placer, y cuando empezó a moverse le miré a los ojos, y entonces supe por qué quería que le mirase. En su mirada solo había placer... y algo más: amor. Al principio había pensado que solamente quería utilizarme, pero al mirarle a los ojos me di cuenta de que estaba equivocado. Él me amaba tal y como yo le amaba a él.

Empezó a moverse más deprisa, y entrecerré los ojos, gimiendo con cada movimiento. Al ver tetonas xxx que no era capaz de mirarle por más que lo intentase se acercó a mi y me abrazó, mientras gemía y jadeaba a partes iguales cerca de mi oído, a sabiendas de que eso me excitaba mucho. Era algo delicioso, y cuando pensé que no podía darme más placer, se movió de un modo algo extraño, para tocar intencionadamente una zona en particular. Algo dentro de mi se retorció de placer y gemí con fuerza, vencido por lo que acababa de sentir.
Me daba vergüenza responderle con palabras, así que le abracé con fuerza y él lo entendió, porque empezó a darme más fuerte, haciéndome gemir sin control. Sentí su polla latir dentro de mi trasero, y su semen recorriéndome por dentro. Había explotado en un orgasmo brutal, y al oirle de nuevo me había corrido. Lamió mi pecho, limpiándome, y al terminar se tumbó a mi lado y acarició mi cabello con suavidad. Cerré los ojos dejándome llevar y entonces unos golpes en la puerta interrumpieron el mágico momento. Lo abracé con fuerza al oir que me amaba de ese modo. Nunca antes nadie se había acercado a mi de ese modo, bueno, sí y no. Cuando vivía en Tarragona muchas muchachas se acercaban a mi para que me liase con alguna, pero yo siempre las rechazaba. Eso me creó fama de homosexual, lo cual era cierto, pero mi padre siempre había parado esos rumores diciendo que ya estaba comprometido. Ahora estaba en brazos del hombre al que amaba y las habladurías me daban igual.

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